martes, 1 de septiembre de 2015

UNA REFLEXIÓN NECESARIA

Los valores de libertad y respeto por los derechos humanos y el principio de celebrar elecciones abiertas e informadas mediante el sufragio universal son elementos esenciales de la democracia moderna. A su vez, la democracia proporciona el medio natural para la protección y la realización efectiva de los derechos humanos, ayuda a su difusión,  respeto y enseñanza,  diversifica su conocimiento y valora la civilidad y la comunicación social.

El nexo entre democracia y derechos humanos figura en el artículo 21 inciso tercero  de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que establece:

«La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto».



De esta forma, el Estado democrático de derecho es quizás el producto  más acabado del constitucionalismo moderno, e indudablemente ha sido ápice fundamental en cuanto al reconocimiento y defensa de los derechos humanos de los ciudadanos y la red de organizaciones que forman la sana convivencia. La democracia es un régimen político destinado a asegurar el gobierno del pueblo, cuya voluntad debe expresarse siempre mediante mecanismos que garanticen al mismo su participación. La relación de este binomio debe configurar ciudadanos con derechos pero también depositarios de obligaciones conforme a los principios de igualdad, libertad, pluralismo y  tolerancia, saber:

1. Todos tienen el derecho a participar en el gobierno de su país, en forma directa o por medio de representantes libremente elegidos.

2. Todos tienen el derecho a la igualdad de acceso a los servicios públicos en su país.

3. La voluntad del pueblo debe ser la base de la autoridad del gobierno; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse en forma periódica, por sufragio universal e igualdad y que se realizará por voto secreto u otro procedimiento equivalente de libertad de voto.

Así los derechos humanos son la mejor expresión de todos los valores que caracterizan a un sistema político democrático. Mientras el constitucionalismo norma los procedimientos, deberes y garantías para la práctica de la democracia en un Estado de derecho, binomio no siempre activo en muchas democracias; tampoco claramente se trata de una receta que debe ser calcada, dependerá de las condiciones políticas y constitucionales de cada actor estatal y gobierno, su idiosincrasia nacional y su relato histórico.

La dimensión sustancial de la democracia, en consecuencia no se refiere a procedimientos y elecciones solamente, sino al contenido del régimen democrático y sus alcances, tanto a nivel pasado como futuro. Como se sabe, el concepto de Estado social surgió como reacción a la desigualdad creada en las relaciones capitalistas del siglo XlX y al principio del Laissez Faire, Laissez Passer. También su origen hace eco de la necesidad de avanzar de la mera garantía de los derechos a la vida y al goce de las libertades públicas, hacia la vigencia de los derechos económicos, sociales y culturales, hoy sumando incluso otros de  reciente data como los denominados de última generación.

Entonces  la concepción auténtica de democracia debería estar respaldada por las normas de derechos humanos, las que corresponden al ámbito civil y político, así como las que corresponden al ámbito económico, social y cultural, según el principio de la universalidad, interdependencia e indivisibilidad de los derechos humanos como un principio fundante. Donde la igualdad y la inclusión son aspectos determinantes.

Hoy por hoy a interacción entre los derechos humanos, la democracia y la globalización se ha convertido en un ámbito considerado como fundamental para el aseguramiento de las mayores cotas de bienestar social. Cualquier actividad del ámbito público o privado tiene notables repercusiones en la garantía de los derechos humanos fundamentales, ni hablar de aquellas emanadas de los poderes del estado y la capacidad de los gobiernos.

El BID ha destacado una relación directa entre desarrollo y calidad de proceso de gobierno y su relación directa con el ejercicio de los derechos humanos sociales, económicos y culturales, el cual se identifica con la gobernabilidad democrática; en este proceso, la reforma del Estado en general pretende devolver al sector público su rol preponderante en el desarrollo restituyéndole una serie de funciones consideradas básicas para que las cumpla de forma eficiente, eficaz y en equidad. Identificando el fenómeno de debilitamiento del Estado de Derecho y el mal funcionamiento de las instituciones públicas como las causas principales de los altos costos sociales de las políticas económicas implementadas en los noventa que estaban encaminadas hacia la apertura y la liberalización económica, donde ciertamente chocaron derechos humanos y sustratos democráticos.

En la actualidad existe un claro consenso en torno a la idea de circularidad e interdependencia entre los regímenes democráticos y la vigencia de los derechos humanos, sin embargo, se considera que los primeros son condición para el ejercicio de los segundos y a su vez que éstos se encargan de fortalecer la estabilidad democrática. Sin embargo, la aparente obviedad de esta idea nos hace olvidar que esta relación siempre ha estado atravesada por tensiones y contradicciones para ejemplos miremos el barrio.

En este marco de reflexión surge la mirada y la necesidad de poner en claro el concepto de las acciones afirmativas, en particular respecto de la población indígena y afrodescendiente,  bajo los ejes analíticos de exclusión social, discriminación racial, racismo, género, enfoque de derechos humanos, interculturalidad, enfoque étnico racial y enfoque intersectorial.

En este estadio de cosas surge una iniciativa inédita de reflexión e incidencia, el Foro Mundial del Decenio Afrodescendiente y los Derechos Humanos surgida como iniciativa de la articulación de un grupo de ONG,s y el Gobierno de Guinea Ecuatorial en el marco del Segundo Foro Mundial de Derechos Humanos realizado en Marrakech a fines del 2014.

La presente acción afirmativa en curso es una iniciativa que convoca la Viceprematura de Derechos Humanos de Guinea Ecuatorial y que coordina la ONG Cedepu Chile en compañía de actores de la sociedad civil y actores políticos de América Latina, evento ya presentado en la última reunión de la OEA, Naciones Unidas, Bando Mundial y BID,   actores políticos de Washington DC, Redlad, 8va conferencia Ministerial de las Democracias y solo hace unas horas ante los Gobiernos de Honduras y Panamá.
La significación entonces entre el hacer y el criticar es determinante, en ese camino ciertamente preferimos el hacer, aportar al decenio internacional de los afrodescendientes y  sumar organizaciones y actores, entidades y gobiernos de buena fe, impulsando un evento inclusivo al cual muchas organizaciones y directivos del Coloquio Internacional Afrodescendiente y Socpinda México están igualmente convocados.

“Sostengo que cuanto más indefensa es una criatura, más derechos tiene a ser protegida por el hombre contra la crueldad del hombre”.
Mahatma Gandhi

Antonio Yelpi
Secretario Ejecutivo
Cedepu Chile Ong

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